Hola. Soy Mateez. Un gamer a la antigua, de esos que se criaron con Montezuma o Bc’s Quest, ese monociclista que solo recibía descalificativos como “jumper sucker”. Atari. Hermosa época del caset, de “faltan 180 bloques”, que traducido era como media hora para jugar con esos pixeles que con harta imaginación veíamos a un vaquero, o al Zorro o un auto de fórmula 1. Ustedes no, ustedes ya tienen el ojo adiestrado para reconocer cuál consola tiene mejor textura, algo que con mi estrabismo y miopía, resulta un desafío imposible de franquear.

Un amigo, a quien no identificaré, me invitó a jugar League of Legends, prometiendo que era la siguiente experiencia en videojuegos online. Para ser sincero, ver a jóvenes jugadores forrados en dinero, nadando en billetes como el Tío MacPato fue la verdadera tentación y tuve por propósito de vida lograr llegar a un torneo mundial de LOL. Total, si estos prepúberes que no saben lo que es un libro, no conocen el lápiz grafito y jamás tocaron una calculadora pueden llegar a las grandes instancias, como un tipo pasado de edad, pero con más experiencia y con valores éticos y morales que no me dieron los videojuegos, sino la vida misma, no va a poder.

Me lanzo contra un campeón con el mismo level y lo golpeo y le quito una barrita y me ataca y me quita 5. ¿Por qué? Luego cambio de campeón, invierto los personajes y pasa exactamente lo mismo. Ataco con QWERWEQEEWRRQ o como salga. RWEQ FD a ver si algo pasa. Pero no. Siempre muero. Por qué. Si el otro es igual que yo. Por qué el otro pareciera que tiene una coraza de acero y yo un chaleco tejido con lana y veo sus ítems y no hay gran diferencia. ¿Cuál es la puta diferencia, por qué hay trampa en este juego?

Por qué nunca gano si siempre hago lo correcto. Juego de mierda. Es frustrante, porque soy bueno y siempre me va mal. Por qué.

Mi línea favorita es TOP, porque en realidad no conozco ninguna más, y la única vez que fui por middle fue con Xirax (Nota del editor: quiso decir Xerath), un pájaro conchesumadre que se movía a los 7 segundos después del click y avanzaba más lento que los minions. Por supuesto no solo no pude avanzar mi línea, sino que morí tantas veces que mis compañeros de equipo pensaban que era un troll. Eso me ocurre frecuentemente. Y trato de disculparme, pero estos prepúberes, como nacieron en el crisol del nuevo siglo, no tienen capacidad de frustración ni menos perdón. Púdranse. No soy un troll. Quiero jugar. Jugar y ganar.

Pero no todo ha sido triste. En cierta ocasión jugué con Zilean porque sonaba a Chilean (chileno, mi nacionalidad) y si bien el personaje se movía como el anciano que es, un amigo me gritó por el micrófono “oprime la E sobre mi campeón, hijo de puta!” y lo reviví (Nota del editor: Se refería a la R). Nunca supe por qué, pero al menos hice algo bueno.

Así que bueno, díganme de qué se trata el maldito juego. Destruir el cristal de los otros. Bueno, es fácil. Vamos los cinco juntos por el carril del medio.

No, no se puede. ¿Cómo no se puede? ¿Nunca viste 300? Es la mejor manera. No. No se puede. Van a atacar por los lados y en última instancia te pueden hacer un backdoor. Ah y eso, los términos. ¿Qué es gankear, fedear, ultear, hazlo AP, AD, mata el rojo, el azul? Ese dragón no nos sirve, ese sí.

Puedo abstraerme y entender que es un juego de ajedrez con ciertas complejidad, pero no nos salgamos de la idea de que es un puto juego y entonces no comprendo por qué cada vez que juego me empapelan a puteadas, que por qué hice esto, o esto otro, o peor aún, se meten con mi armario (Nota del editor: quiere decir inventario) y se empiezan a enojar por los ítems que me compro, que el encanto espiritual no sirve (Nota del editor: ya saben lo que voy a poner aquí), el gorrito de gandalf no es para mi personaje… ¡pero el juego lo tiene en los recomendados!

Pero si tiene algo bueno League of Legends, es que me recuerda aquellos años ha, por allá cuando artistas hoy fallecidos eran los que lideraban en el campo musical. Hablo de Lennon, Mercury y Michael Jackson. En esos tiempos la única manera de encontrarse con un videojuego era ir a las tiendas que en Chile llamábamos simplemente «videos» y en otros países, como España, «recreativas» (joder coño majo murió un torero corneau). En esos «videos», y esto es lo que me conecta con League of Legends, todo era ganar o perder. Sin medias tintas, sin «continue 9..8..», sin «insert coin» ni vidas extras desperdigadas en el stage del juego. Galaxian, Pacman, River Raid. Elevator. Todo era ganar o perder. Como en LOL.

Y en ese sentido tal vez sea, pese a los inconvenientes, el encanto que tiene este juego.

Mateez – Jugador Pro (LAS)